ANÍSIO FRANCO, HISTORIADOR DEL ARTE

La casa mas hermosa de Portugal

“Recuerdo haber subido una escalera monumental. Son las escaleras que confieren la categoría de palacio a las casas portuguesas. (…) Luego, corrí las salas, primero las grandes, de dimensiones señoriales, majestuosas, en lo que se podría suponer ser las salas de las armas y de otras representaciones. Esta grandiosidad se la dan los volúmenes de los espacios, las proporciones, la luz, los colores de las paredes, en fin, la sencillez de los revestimientos de azulejos. Alguien que imagine que la apariencia palaciega proviene de tesoros artísticos y decorativos del gusto barroco se sentirá decepcionado. No. Nada de eso. De pinturas, recuerdo solo algunas, a saber, una serie de retratos de antepasados, muebles, pocos, pero todo respira dignidad”.

«Por supuesto, todas estas son imágenes que tienen un solo paralelo, y las citas que aquí se hacen solo podrían ser tomadas de El Gatopardo, de Lampedusa, y de la película del mismo nombre, de Visconti. Si hay una casa en Portugal que podría servir de escenario o de inspiración para esta novela, seria el Palácio dos Condes de Ficalho [Palácio Ficalho], en Serpa. Por todo esto, y más, puedo decir: esta es la casa más hermosa de Portugal.» 


Anísio Franco, “A casa mais bonita de Portugal”, Revista L+Arte, 2000

Sophia de Mello Breyner Andresen, poetisa

Sin Titulo

Alrededor de la luz
Con sombras y blancos
La casa se busca

Mis manos casi se tocan
El suave respirar
De su atención pura 

 

Poema sobre esta casa que Sophia de Mello Breyner añadió a una carta que escribió a la pareja António Martim and Mariazinha de Mello, de quien era prima y amiga.

Ana soromenho, PERIODISTA

Por amor a la casa 

“Entramos. Nueve metros de altura, techos abovedados, suelos de gres revestidos con grandes alfombras de fibra de coco oscuro, paredes de cal revestidas de azulejo… El Palácio Ficalho conserva en su interior una austeridad de rudeza alentejana, mezclada con la sofisticación de una casa señorial de verano. Las terrazas se ciernen sobre el pueblo, trayendo la inmensidad de la llanura hacia el interior. Volvemos a la época de los cazadores, cuyos trofeos se colocaban en las paredes del vestíbulo de entrada, en consonancia con las pinturas de los antepasados. La casa recibe y acoge.”

“La presencia del Conde de Ficalho se cierne. Matilde empezó lentamente a organizarfotografías, originales, papeles dispersos, ahora expuestos en una galería. Podría convertirse en un espacio museístico. Maria do Mar trae un gramófono con grabaciones antiguas (…) Durante el almuerzo, Vicente, de 15 años, había dicho: “A veces parece que escuchamos ruidos. Esta casa es tan grande que puedes asustarte”. Su madre había explicado: “Cuando era
pequeña, también tenía miedo, pensaba que había fantasmas. Hay que decirles: Yo también soy uno Mello. Encuéntrame. Estoy aquí en el siglo XXI”. 
 
Ana Soromenho, «Por amor à casa», Expresso, 10.09.2017

EÇA DE QUEIRÓS

Extracto de carta

«Hermoso día. Serpa, tierra bellamente pintoresca. Solar Ficalho con gran aire, sala de armas, terraza alta que domina toda la región, murallas, etc. Todo un poco abandonado, pero cómodo, ¡e incluso con muebles de arte!”

 

Extracto de una carta de Eça de Queirós a su esposa Emília de Castro, 1898